lunes, 8 de agosto de 2011

TARDE


Eras un barco en la lucha entre números y letras,

Un mar perforado de erupciones te chocó en calma.


Voy a fingir que no me duele

Para que puedas seguir leyendo.


El volcán de la mirada

Te traspasó la lengua para llegar a mi garganta.

Tarde,


Mucho más tarde,


Entendí que fue la furia de tu mano

La que llenó de barro el insulto de mi mejilla.


Voy a seguir fingiendo

Para que puedas oír sin que te duela.


La libélula amarilla empezó a escupirnos

Las calles de un Madrid con epicentro hirviendo.

Mi garganta dejó de tener voz

Y tu voz dejó de tener sentido.


Una lluvia de corte y confección que contrataste

Me alquiló el ascensor del que ahora te cuelgas.

Para mí un punto y a parte

Y tú a tomar por el culo

Por no decir, con vergüenza:

“me arrancaste el mundo”.


Te dolerá tener que fingir

Que no me oyes,

que no te toca,

que no me llegas.

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