La tela lisa y anudada al ombligo,
los brazos libres y los tobillos descubiertos.
Abotonado desde el centro del pecho
hasta la línea de la cintura.
Así me miraste y te robé los ojos,
así acariciaste dentro sin moverte del sitio.
Eras la sonrisa afilada
y yo la mejilla que se sonroja.
Tú el ímpetu de acercarte
y yo la magia de quererte cerca.
Azul, aún siendo en mí raro,
te veía en la mirada;
tus manos ligeras y tranquilas
comprobaron la forma, la textura.
El camino de botones
y tu risa en mi garganta.
Así me miraste y te robé los ojos,
así acariciaste dentro, sin moverte del sitio.
** Hoy había que empezar por algo mío, porque si no creo algo en mí, quién va a hacerlo? Porque aunque piense hasta el infinito que muchos otros me superan y mucho, y por eso les admiro... también esta es mi forma, y tendré que defenderla igual que la siento.
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